Es muy habitual para los y las habitantes de la zona oeste que el paisaje esté lleno de cables de energía eléctrica y otros servicios. Tan habitual es que casi no los notan.
Pero una mirada al cielo permite advertir que la enorme cantidad de cables se incrementa notoriamente en la calle más comercial de zona oeste: Godoy.
La legislación vigente no obliga a las empresas a retirar los cables que no se usan y muchos quedan allí sin tener ninguna función.
Y la contaminación visual ha sido investigada desde hace muchos años y se comprobó que provoca estrés, alteraciones cardíacas y cansancio.
¿Será hora de poner manos a la obra para cambiar ese feo paisaje?