El Oeste Neuquino habló con una especialista en el abordaje del abuso sexual infantil en el contexto educativo. Asegura que la mejor herramienta es la Educación Sexual Integral “para emponderar a las infancias, que puedan hablar cuando una situación, una palabra, un gesto los pone incómodos”.
Angélica Riquelme es licenciada en Asistencia Social (matrícula 189) y se desempeñó en diferentes organismos relacionados con la violencia en los espacios familiares y abusos sexuales principalmente en niños, niñas y adolescentes.
Según su experiencia las familias deben estar presentes en el ámbito educativo pero también deportivo y cultural. “Hay que tener presencia en esos espacios, mantener buen diálogo con los docentes (profesores de danzas, de arte, entrenadores en los clubes). No son un espacio de depósito y nos presentamos a buscar el boletín, hay que tener diálogo y armar tramas de confianza”, sostiene Riquelme.
Además cree que la herramienta más eficaz de prevención en la Educación Sexual Integral “en la más temprana infancia”. El objetivo de estos conocimientos es “emponderar a los niños y niñas tempranamente, reconocer cuerpos propios, habilitarlos a decir no, que nadie entre al baño sin permiso, que nadie los suba a las piernas si no quieren. Hay que habilitar el no como una forma de protección y que pidan ayuda, siempre hay personas a quienes pedir ayuda”, detalló la especialista.
Riquelme asegura que “estas situaciones (como la que ocurrió en el Jardín 31) son mucho más comunes de lo que uno quisiera”.
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¿Cómo detectar el abuso?
La licenciada explica que hay indicios directos e indirectos. Los primeros son los que se pueden advertir a primera vista, como golpes, lastimaduras o el relato de la víctima.
Los indirectos son más sutiles: cambios en la conducta, en el carácter del niño o niña, problemas en el aprendizaje, entre muchos otros.
La premisa básica para madres y padres es creer, darle al niño la oportunidad de hablar y protegerlos
¿Qué deben hacer las escuelas y jardines?
Angélica Riquelme trabaja en el ámbito escolar y hace poco fue convocada por su compañera Antonia Chandía a trabajar la Educación Sexual Integral en la escuela 311. Y por ello conoce el protocolo que debe aplicarse en estos casos.
“Cuando se trabaja en una escuela, no se hace investigación, no se manejan certezas, ante una sospecha hay que informar”, quiso resaltar.
Y ahondó más en el mensaje para equipos directivos y docentes: “la escuela tiene la responsabilidad legal y ética de poner en conocimiento la sospecha, de garantizar las medidas de protección, ya sea con intervención del poder judicial, de los juzgados de familia, de la fiscalía”.
Y pidió que no haya “pactos de silencio, actitudes corporativistas “para no perjudicar a un compañero”, no dejar chance al adultocentrismo, porque ello es lisa y llanamente desproteger a los niñas y niñas”. Y aclaró que justamente los abusadores buscan espacios de contacto con niños y niñas “para tener este ejercicio de poder y sometimiento” por lo que “la premisa básica es creer y proteger”.
También consideró que la violencia no es la respuesta. “No se puede apagar el fuego con nafta, hay que activar mecanismos interinstitucionales porque (lo que ocurrió en el Jardín 31) implica mucho padecimiento, se debe buscar un trabajo integral entre el gobierno provincial y los organismos judiciales para una resolución rápida; las instituciones públicas deben estar a la altura”, dijo Riquelme.
Ofrecen contención a las familias del Jardín 31
Desde distintas áreas del gobierno provincial se dispuso un equipo para dar contención a las familias que componen la comunidad educativa del jardín donde ocurrieron los abusos. Hasta ayer unas 25 familias habían aceptado la ayuda y se intentaba contactar a las demás.
El dispositivo está encabezado por el Centro de Atención a la Víctima que está tomando contacto vía telefónica de manera individual con la totalidad de las familias que forman parte de la comunidad educativa de la institución -no sólo con aquellas que han realizado la denuncia correspondiente ante Fiscalía-.
A las familias que deseen hacer uso del dispositivo se les realizará la entrevista personal o bajo las particularidades que requiera cada caso -o como la familia lo prefiera- y a partir de allí se realizan las derivaciones necesarias para la asistencia integral para el abordaje de la situación.
El acompañamiento a las familias desde el CAV, articulará la derivación a las áreas de Salud, Familia u organismo correspondiente de acuerdo a esas particularidades que surgen en la primera etapa del procedimiento.
