El constante robo de las rejillas de las bocas de tormenta deja al descubierto los sumideros, y desde hace mucho tiempo se volvió recurrente en el Oeste de la ciudad, la falta de ellas son trampas para quienes circulan por las calles de los barrios.
Ya se han registrado accidentes de personas que han caído dentro de las alcantarillas, que tienen más de un metro de profundidad y pueden provocar lesiones gravísimas.
No solo existe el riesgo de accidentes, también provoca que el desagote pluvial se tape de basura y se acumule el agua, provocando que se inunden las calles y que estas trampas no sean visibles.

Lejos de resolver el problema, se ha incrementado, se contabilizaron más de 200 faltantes y el municipio no logra crear un sistema para impedir el robo. Además falta señalización para prevenir los accidentes. Algunos vecinos toman la decisión de señalizar ellos mismos los huecos utilizando lo que se tenga a mano, recurriendo al uso de ramas, palos o cubiertas viejas.
La situación es preocupante y deja al descubierto la falta de reacción de las autoridades municipales para resolver el problema provocado por los robos, la señalización inmediata de los huecos y la reposición de las rejillas.